lunes, 30 de marzo de 2009

Locura asesina


Las calles de este pequeño mundo de locura estaban cubiertas de niebla, esas calles que parecen laberintos en el día, donde todos estos seres que lo habitan caminan como muertos en vida, cada uno en su mundo, cada uno con su soledad, se ven desoladas y muertas, sin una respiro, sin un latido, tan solo tu y yo. A lo lejos se ve una sombra en esta noche de viernes 13, más bien parece un asesino esperando a su víctima para cortarle el cuello, atravezar sus vísceras con un gran sable.

Solo nos alumbra las luces amarillas de los postes,el silencia invade el territorio, mi respiración se vuelve mas rápida y profunda, mi piel se enfría más, el viento corta mis labios resecos, nos quedamos tu y yo, y te preguntó en voz baja: ¿A quien más puedo temer? si eres tú, la que me mata día a día, que descuartizas mis miembros, que bebe mi sangre, que cortas con tu cuchillo mas filoso mi garganta.

A quien más se puede temer, si tu propio ser camina con su ángel negro, al salir de esa caja blanca a oscuras, camino más de prisa, siento la brisa correr junto a mi, tambien ella corre. me da ganas de preguntar:¿ Por que corres, si vives todo el tiempo con el peligro, si ella es tu compañera? eres una espectadora, eres muda, eres ciega, eres un invalido y porque te angustias.

viernes, 20 de marzo de 2009

Parisce, el inicio 2009


Lima, Año 2009
Deslizábase con tal facilidad por el tumulto que ocupaba el pequeño bar, situado a las afuera de la ciudad, tenia un letrero de luces rojas chillonas como las de hotel de carretera, que le faltaba una letra la “r” y solo se llegaba a leer “Le Pa…is–c” ,su interior estaba decorada con grandes telones negros y rojos que colgaban de las paredes, con mesas pequeñas y bajas con superficies de cristal, con bancos cuadrados negros y rojos de la misma altura de las mesas combinando con los telones, algunas parecían pequeñas camas rectangulares, el tumulto vestía y calzaba ropas raras de color negro con correas de metal, todos maquillados con la cara blanca y los labios negros intentando parecerse a un fantasma o a un muerto, la música era ruidosa y fuerte con rasgos melancólicas. Ella de un metro setenta, tenía la piel canela con una leve palidez, largos cabellos lacios negros como el carbón que le llegaba a la cintura, con la cara ovalada con facciones delicados y rudos, los ojos grandes de color rojos carmesi, tenia la apariencia de una amazona.
Al pasar por cada persona, quedaban hipnotizados por el contoneo de su andar, y de la vestimenta fuera de lugar y época.
Al sentir ese frió y malévolo aire que rozaba sus mejillas, se dio cuenta de la presencia de aquel ser macabro del que siempre escapaba y decidió lanzarse a la fuga antes de que él se diera cuenta de su presencia en el territorio suyo.
Sus muslos no la ayudaban estaban rígidos, estaba más pálida de lo normal, sentía la respiración de alguien en la nuca, volteaba a ver y no veía a nadie.
Logró escapar del lugar, pero ella aún sentía la presencia de ese ser. Corrió hacia las calles del Jirón de la Unión como si esos pasajes fueran seguros para evitar su caza, miraba por encima de sus hombros y no visualizaba nada. Lo olía, lo sentía sobre sus pasos, yacía en medio de la anchura de la plaza mayor, tan solo alumbraba la luna y algunos faroles, cuando decidió darle frente y no escapar más de él.
Esperó sin fingir la respirar hasta tenerlo frente a frente y le dijo: “acaba de una sola vez por todas con esto, me he cansado de tener que escapar siempre de ti”.
- Él respondió: "Parisce, ¿No te dije que nunca más volvieras por este lugar si vas a devorarte a todo mi pueblo? Sabes muy bien cuáles son las reglas y tú nunca las aceptas, no entiendes que así es nuestra forma de sobrevivir en este mundo, donde somos simples mitos y leyendas. Sabes que si lo desearía, te mataría y te quitaría de una sola vez esa sonrisa burlona que tienes ahora”.
Ella se encontraba con la espalda inclinada en uno de los postes de la plaza, con la pierna izquierda flexionada, tenía una moneda entre la mano y que la balanceaba, y con la otra mano un cigarrillo ya prendido. Al escuchar eso, se colocó en posición de ataque sin dejar de sonreír. ¿Pretendes que coma esos malditos y asquerosos animales? ¡Imposible! ...
Black Storm